La noche del jueves 20 de octubre de 2005 las bandas exteriores del huracán Wilma empezaron a azotar Cancún, el destino turístico más exitoso de México. Era el inicio de una larga pesadilla, que se materializó cuando el meteoro, el más potente en la historia de los ciclones del Caribe, se tornara estacionario y cimbrara las estructuras de la ciudad durante casi tres días. Tras entrevistar más de un centenar de protagonistas de ese moderno apocalipsis, el cronista de la ciudad, Fernando Martí, construye una narración colectiva de los sucesos, desde las primeras alertas hasta la gesta de reconstrucción, en donde las múltiples voces superpuestas son el hilo conductor del terrorífico episodio.